sábado, 26 de octubre de 2013

Botánico revisitado.
Bueno, aún no era el Botánico que conocemos hoy, pero, comprada por Málaga para ser convertida en Jardín Botánico, unos pocos jardineros se esforzaban por organizar un poco el salvaje caos de la finca, así, pude comprobar presencialmente cómo cuatro jardineros agotados trataban de mantener a raya la selva amazónica.
Todavía con un ambiente paradisíaco porque se mantenían una enorme profusión de pájaros (que luego desaparecerían en buena medida al construirse la autovía y generar ruido de tráfico), el pintar en vivo, con la sillita de campaña y los bártulos a cuestas, era una delicia –entre otras cosas aún no se visitaba la finca y no estaba como calle Larios-.


Un apunte de témpera sobre cartoncillo gris de 62 x 48 cms. Desde el camino de subida un macizo de buganvillas  casi oculta la vista del templete que corona la finca.


Otra vista, esta vez de la zona de detrás del invernadero o cenador, donde se aprecia el carácter umbrío del jardín histórico. Es un apunte en témpera sobre papel Canson gris de 50 x 43 cms.


Una acuarela de 32,5 x 22,5 cms. Que repite en otro momento la vista del mirador con las buganvillas.


 Otra vista del paseo de acceso, cerca de los bambúes y los ficus gigantes, que muestra una perspectiva muy del XIX del jardín. (A veces había que salirse al paseo, donde incidían rayos de sol, o te salían hongos en el rato de pintar una acuarelita). Es una obra en témpera sobre papel gris de Canson, de 61 x 46 cms.



El aspecto del cenador o invernadero, cubierto de glicinias, en un día lluvioso (también en días lluviosos me iba a pintar porque visitar el paraíso en días lluviosos es genial)-
Cartoncillo gris de 55 x 50 cms. Pintado con témperas.


Una acuarela de un rincón muy tropical, la zona del bosque de bambúes junto a la “casita del jardinero”, que se divisa al fondo, en una acuarela  de 38 x 30 cms. En estos momentos me hubiera gustado ser japonés con su maestría en el tratamiento de los bambúes.



“El árbol blanco”, una acuarela de la zona próxima a la “casita del jardinero” y al huerto, de un árbol muy peculiar, de copa blanca, en un rincón muy agradable.


El estanque de la entrada. Una acuarela sobre papel  de 25.5 x 18 cms. De las pocas zonas no selváticas del botánico y, por tanto, menos complejas de analizar para enfrentarse a ellas.


“La fuente de Dánae” una acuarela de otro rincón clásico del jardín histórico, de 31 x 23 cms., en la que muestro una vista con ese componente romántico que abunda en el botánico.


Acuarela de 32,5 x 22,5 cms. de la escalera lateral del palacio. En esta vista ya se aprecia el arreglo que el Ayuntamiento hizo para hacer visitable el jardín. Con los coches de la autovía y los visitantes los pájaros se asustaron, pero poco a poco van volviendo.


Acuarela del templete, en la cima del botánico, visto desde el estanque se puede tener una vista de Málaga al fondo.

COLLAGES:


              La zona de “la casita del jardinero” desde el bosque de bambúes adultos. Un collage sobre cartón de 48 x 33 cms. Veréis que este rincón es uno de mis preferidos.


De nuevo la escalera lateral del palacio. Un collage de 55 x 50 cms. sobre cartoncillo gris y papel Canson.



                 Otra variante también en collage y sobre cartón, con aplicaciones de papel Canson.


                El templete revisitado. Esta vez en collage sobre cartón. 35 x 29,5 cms.


La pequeña cascada”. Hoy desaparecida, esta afluencia de agua en la zona próxima a los ficus gigantes, era una zona muy difícil por lo enmarañada. Traté de organizarla con unos recortes de papeles distintos.  Collage sobre cartón de 40 x 32 cms.


“Bajo el puente”. La vista desde el riachuelo que pasa bajo el paseo principal aúna los dos puentes; el de apariencia romana, cuya estructura se aprecia desde abajo, y el modernista, entre montseras gigantes. Collage sobre cartón de 38 x 32 cms.


Regreso a la vista del mirador desde las buganvillas del camino. Esta vez en collage de 32 x 30 cms.


El museo loringiano  edificio muy propio de un jardín romántico, con las figuras romanas alrededor. Collage sobre cartón de 35 x 29,5 cms.


Los invernaderos. Otra zona mágica, cercana a los bambúes adultos, donde un par de invernaderos (auténticas joyas de la tecnología del XIX) muestran la afición a la jardinería de la familia Loring. Collage sobre cartón de 32,5 x 28,5 cms.

Y AÚN MÁS ALLÁ…
No contento con mi disfrute del paraíso en el botánico, decidí cruzar al otro lado del valle; a la finca de los hijos. Donde la afición de la familia continuó a un nivel más modesto pero también encantador. Es la finca de San José –sanatorio mental- que luego se ha llamado San Juan de Dios. Pedí permiso para pintar en sus jardines y me llevé una grata sorpresa; su jardín histórico es mucho más pequeño, pero tiene hitos muy agradables.
Pero quizás lo más gratificante fue la experiencia humana; algunos enfermos internos tenían permiso para deambular por el jardín, por lo que se convirtieron en asiduos espectadores y hasta fans que echaban la parrafada conmigo mientras pintaba –alguno no paraba de hablar hasta por los codos, contándome sus vivencias-.
No entorpecían para nada mi trabajo. Se conformaban con contarte su vida. A veces me hacían sonreír cuando me decían con toda convicción que no estaban locos, y lo justificaban razonadamente (aunque al rato los encontrara peleándose con una de las enormes bolas de mármol de la entrada del palacio).  Encontré en ellos una afición artística que rara vez se encuentra en los cuerdos.

Un rincón de S.Juan/S.José con el estar de piedra. Acuarela de 31 x 23 cms.


También esta finca tiene una joya de invernadero –mucho más impresionante que los del botánico, aunque también muy falto de una restauración en condiciones-.
Acuarela de 31 x 23 cms.


Escalera de subida desde el jardín al palacio. Acuarela de 31 x 23 cms.


Los hijos no cultivaron tanto la arqueología, pero no faltan los toques de antigüedad que corresponden a un jardín romántico.
Acuarela de 31 x 23 cms.


 El palacio, que poco tiene que envidiar al de sus padres. Acuarela de 31 x 23 cms.


También un bosquecillo de bambúes jóvenes y la columna para centrar la glorieta.
Acuarela de 31 x 23 cms.


Uno de los mejores hitos, para mi gusto, de este jardín; una fuente –banco de azulejos, con airecillo art decó. Acuarela de 31 x 23 cms.


Un magnífico búcaro centra otro de los ambientes del jardín. Acuarela de 31 x 23 cms.



…Y la puerta trasera de la finca –salida al antiguo camino de Casabermeja. Acuarela de 31 x 23 cms.
Como veis también en este lado del paraíso estuve una buena temporada amenizando los paseos de los internos y entretenido con sus opiniones.




martes, 8 de octubre de 2013

¡De nuevo a quemar cosas!
                Llegan de nuevo los júas, el veranito y esas cosas, con el único inconveniente del estrés de final de curso.
Este año toca quemar al más corrupto de la serie Pressing Catch: el “hombre del millón de dólares” con su maletín repleto de dinero para comprar a los contrincantes. ¿Os suena eso? Hoy se lleva bastante a todos los niveles. Además presumía de ello, también eso os sonará, e incluso golpeaba a los competidores con el maletín.


Con esmoquin y mucho oro, era “rara avis” entre la chusma, aunque era otra forma de chusma.
Smoc creo que se llamaba.





Este año además se fomentó la participación de los locos bajitos de la urbanización para que hicieran su júa igualmente, así, junto a Smoc aparece otro personaje, no se si hombre o mujer, que correrá su misma suerte.


La estructura de la hoguera, bastante caótica este año, también tiene su interés para la chiquillería, al fin y al cabo, a más fuego más fiesta.


Alicia posa ante el adinerado corrupto. Ya tiene ocho años y participa activamente en la organización de las actividades paralelas a la cremá.


En esta ocasión me falta información gráfica sobre el momento de la purificación por el fuego sagrado.

En años posteriores la información del proceso será más completa. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Cuadros que descubrieron tendencias.
                En esa expo de la Económica aún había sorpresas que tuvieron bastante éxito y que marcaron líneas de búsqueda dentro de mí, dando lugar a exposiciones monográficas.
                            

En los límites entre el tema taurino, el miedo, la muerte gratuita (del toro o del torero), en definitiva el panem et circenses, pero con más circo que pan, estaba este “Sorpresa”, donde el toro apenas asoma un pitón amenazante, pero que se intuye en un momento (el paseillo) en que se supone que no debía estar ahí. Un poco por la muerte presente en el tema, y otro poco por las proporciones alargadas de las figuras y el cuadro (160 x 50 cms.), lo incluí luego en la exposición monográfica “Góticos”.


Temple a la cola sobre madera, trato en el de combinar tratamientos de textura variados. Jugar con transparencias y opacidades que amenicen el momento dramático que se trata de expresar. Por otra parte subyace en esa instantánea el humor del absurdo en esa situación improbable.




Más en el juego de inspiración en un estilo concreto, la denuncia de la jerarquía eclesiástica aparece en un tema fastuoso. Un obispo orondo bajo una portada gótica es otro de los cuadros que luego conformarían esa expo monográfica de “Góticos” que monté en la sala de la Diputación en la plaza de la Marina.


Es un cuadro cinético en el que el obispo mueve la cabeza de un lado a otro, siguiendo el recorrido de alguien y silva ¡fui fuiu! (óigase como si un obrero asomado a un andamio silvara a una chica estupenda).
El mecanismo se accionaba cuando el público tiraba de una cuerda y, tras el cuadro un artefacto que debía imitar el canto de un pajarillo, manipulado, soltaba el silbido en dos tiempos (ida y vuelta) y movía la cabeza a ambos lados.


             En las fotos el proceso de montaje.


               

                De la serie de toros  también estaba en aquella exposición “Torero muerto”, que nacido con las ideas que se muestran en estos bocetillos:





                La idea combinaba la muerte absurda con la de aquellos álbumes de estampas en las que algunas panorámicas se construían con varias. En el cuadro el argumento se explica con sólo dos de ellas (momento preñante) , ya que faltan las estampas 5 y 8.



          
            El juego de recortes positivo –negativo del torero muerto, se compensa arriba con un “quite” sin garbo de un capote que se mueve al son de unos acordes de caja de música manipulada (al jalar de la cuerda).
                Más tarde, en el estudio, lo monté sin el panel de respaldo de “Dm”, como dos cuadros independientes que juegan en diagonal,  pero completos cada uno; para ello incorporé un nuevo foco de la presencia del toro en el de arriba.



                Por último, y uno de los emblemáticos de lo que había de ser la serie de “Nocturnos”, el primero de los cuadros de “El asesino”. A partir de una primera idea que presenta a un infeliz personaje que abandona compungido la escena de un aparente crimen.



Ya en el segundo boceto preveía la posibilidad de que fuera un cuadro con movimiento, donde el asesino moviera la cabeza, apesadumbrado.


Se va definiendo la escena del crimen.




                La cabeza se mueve con la más mínima corriente de aire, dado su equilibrio inestable, por lo que, los visitantes de aquella exposición se llevaban más de un susto al pasar junto al cuadro y percibir de reojo que algo en él se había movido.
                El marco pretende seguir el ambiente trágico del cuadro; unas ramas retorcidas conforman un improvisado marco barroco.

                Con ello llegamos a concluir esta exposición, y pasamos a otra cosa.